Para Te Horetā el navío era un dios con forma de gran canoa cuyos ocupantes eran tupua, seres sobrenaturales similares a duendes o trasgos, que llegaban a tierra en sus botes dando la espalda hacia la orilla porque tenían sus ojos en la parte posterior de la cabeza, que mataban pájaros a distancia con un bastón del que salía un trueno, pero que, sin embargo, eran amables y les regalaban comida.