Respecto de estos nuevos socios es preciso recalcar que en aquel mismo año 1931 desapareció el último gran club madrileño campeón de la era amateur, que sobrevivía junto a blancos y rojiblancos como tercer club en aficionados de la capital: el Racing Club de Madrid. Fue así como, reunidos esos socios nuevos y viejos, inyectaron de su propio bolsillo una importante suma de dinero que permitió la supervivencia del club, segunda equipacion barcelona comenzando gracias a ese desembolso a cuenta perdida la «resurrección» del Athletic madrileño.