Regresó como cedido en préstamo por un año, vistiendo el número 76 a la espalda en lugar de su 7 habitual, debido a que este ya tenía un nuevo dueño, el joven brasileño Pato. El gol de Villa en el minuto 81 clasificó a la selección por primera vez en su historia para una eliminatoria de semifinales en un Mundial, si bien ya había disputado la fase final en Brasil en 1950, quedando en cuarto lugar.